10 de agosto.
Recorrido: Novigrad-Trieste-Venecia-Milan-Candelo. 575 km
Pernocta: Area de pernocta de Candelo
Al dejar el que sería nuestro último camping en este delicioso país, me doy cuenta de que hemos estado pagando una tasa de 1,5 € por persona cada PRIMERA noche de camping. La segunda noche en el mismo camping no se abona esa tasa.
Dejamos este país y me dejo invadir por la tristeza. Me ha gustado mucho. Guardo en mi retina las imágenes de sus playas con las aguas transparentes, plácidas, tranquilas, sus colores tornasolados con sus pinos ofreciendo generosamente su sombra, y sus hermosas calas. Los baños en el mar, sus gentes, sus calles pavimentadas en el lujoso mármol pulido y abrillantado por miles de pies de gentes, cada uno con su historia y procedencia, sus blancos y elegantes edificios, sus pequeños pueblos de blancas casas y rojos tejados mecidos por el mar y arropados por sus pinares. Y azul de agua…sus parques nacionales derrochando belleza…y el recuerdo de la tragedia, del horror, la superación y la lucha de este pueblo, belicoso y esperanzado….Desde Grecia no “veía” un país con tanto corazón como éste.
Y cruzamos la frontera eslovena e italiana sin ningún problema ni demora. De nuevo mucho tráfico en los alrededores de Venecia y alguna que otra cola para pagar las autopistas.
Decidimos salir después de Milán, entre Milán y Torino, y dirigirnos hacia Biella, por ser una zona en la que nos figuran muchas áreas de pernocta. Nos gusta lo que leemos de Candelo. Generalmente las areas italianas no suelen ser acogedoras, pero esta parece estar en una villa medieval. La encontramos junto a la iglesia de Santa Maria, pero es un aparcamiento vulgar sin ningún atractivo pero leemos que están haciendo otro y cuando preguntamos a alguien nos muestra una zona abajo donde hay una autocaravana. El sitio es perfecto, a las afueras, rodeado de chalecitos, tranquilo y a 100 metros de una muralla que rodea lo que parece ser una población medieval. El suelo es de gravilla y tiene carga de agua y descarga, aunque esta última aparece escondida entre la maleza por falta de mantenimiento.
Pero la mayor sorpresa nos la llevamos cuando visitamos la parte vieja esta ciudad. Atravesamos su única puerta en la muralla y de pronto el tiempo quedó congelado a nuestro alrededor: calles rectilineas, pavimentadas de piedra redonda de río, a cuyos lados se alzan casas construidas igualmente de piedra de río con mortero y ladrillo, puertas de madera, con arcos ojivales, todas iguales, y silencio, mucho silencio. La sensación de atemporalidad se extiende hasta cubrir las calles desiertas y apoderarse de nosotros. La magia es tan solo rota por el sonido de un viejo radiocasette de un artista local, un escultor de madera, que expone sus obras y que parece ser el único habitante del lugar. Nos asomamos al interior de una casa en restauración que tiene unas preciosas bóvedas de ladrillo. Todo el conjunto está cerrado por una muralla construida también con piedra redonda de río y mortero y con los Alpes al fondo.Tan solo vimos dos turistas más, que como nosotros, estaban seducidos por la belleza y el encanto del lugar. A parte de este escultor, solo parecía haber locales de asociaciones y un restaurante. Pequeña, pero toda una preciosidad y con el encanto de lo que descubres y te sorprende como único e incomparable. Y está tan solo a 20 km de la autopista. Ya solo por la tranquilidad y el atractivo del area de perchota merece la pena, y si añadimos el encanto de la ciudad casi se hace inexcusable. Después de casi 600 km con la única parada de la comida, se agradece este remanso de paz.
11 de agosto.
Recorrido: Candelo-Torino-Briançon-proximidades de Arles. 564 km
Hemos “amanecido” casi a las 8,30 lo que indica que hemos dormido estupendamente. Regresamos a la autopista por otra carretera que se abre paso entre bosques y verdes campos. Bonito lugar. Decidimos dejar el túnel del Frejús para ir a Briançon y disfrutar un poco de la belleza de los pueblos franceses. Y realmente la carretera resulta preciosa. Asciende vertiginosamente mostrando paisajes idílicos para luego descender a verdes valles. Parecen estaciones de esquí pero con mucha actividad ahora en verano, quizás el que sea sábado ayude a esto. La carretera es una gozada, pero como todas las francesas y más en fin de semana, son lentas.
Tomamos la autopista en Aux en Provence y a las 6,30 comenzamos a buscar un área para pernoctar. Algunas las descartamos,pero cuando seleccionamos una, no somos capaces de encontrarla siguiendo el programa para el tom tom de los propios franceses. Ni siquiera introduciendo las coordenadas, ya que nos lleva a un sitio solitario en una urbanización de chalets, donde cabrían 2 o como mucho 3 autocaravanas y junto a la carretera. Así es que decidimos dirigirnos a la costa, a unos 50 km . Vamos mal de gas-oil y no vemos ninguna gasolinera. Encontramos una de las que se usan con una tarjeta especial y nos acercamos y le pedimos a un francés que usando su tarjeta nos deje poner algo para salir del apuro y se lo pagamos nosotros en efectivo. Al principio no nos entiende, pero luego accede amablemente. A las 8 menos cuarto llegamos al área, y aquí el programa del Tomtom nos trae estupendamente. Está llena, pero a 50 o 100m más adelante y tras atravesar un puente movil, aparecen unas 30 o 40 autocaravanas colocadas a lo largo del río ¡menos mal!
Nos damos una ducha, cenamos y nos vamos a descansar.
12 de agosto.
Recorrido: Arles-Costa Tarragona. 611km
Pernocta: Algún lugar de la costa al sur de Tarragona
Antes de dejar el área disfrutamos del espectáculo que nos brindó la elevación del puente para permitir el paso de una barcaza.
Entramos en España y lo único destacable del día es que en la provincia de Tarragona, siguiendo los comentarios de alquien que hablaba de un posible lugar de pernocta, encontramos un sitio de los que creiamos que ya no existían. Es una zona no muy urbanizada y pedazo de costa a lo largo de la cual hay pequeñas calas de acceso más o menos facil, pero tranquilas y apartadas. Nosotros encontramos una de ellas. Nos llamó la atención una autocaravana en un aparcamiento y nos acercamos a investigar. A nuestros pies se abría una pequeña y recogida playa de arena con un pequeño chirinquito. Arriba, el aparcamiento y casas independientes. Las vistas, preciosas; la tranquilidad, total. La autocaravana es francesa y cuando estamos analizando las posibilidades del lugar, llegan unos catalanes que nos dicen que se quedan allí a pasar la noche. El sitio es perfecto, incluso hay duchas en la misma playa, así es que no lo pensamos dos veces.
A última hora de la tarde comienza a llover y lo hace de manera intermitente. Por la noche disfrutamos de un cielo que se ilumina a lo lejos por relámpagos y algún que otro rayo de una buena tormenta.
13 de agosto.
Recorrido: Tarragona-Priego (Cuenca).
Tras un estupendo baño a las 8 de la mañana, desnudos, aprovechando la soledad de las horas y el lugar, exceptuando un joven que parecía “meditar” en la orilla frente al mar y el cual mostró una absoluta indiferencia ante nuestra desnudez, tomamos buena nota del sitio y nos dispusimos a afrontar nuestro último día de viaje hasta Priego en Cuenca donde disfrutariamos de unos días con la familia.
Sería injusta si finalizara sin añadir que el sabor dulce que me ha dejado Croacia perdura gracias a las gestiones, amabilidad y buen hacer de la Embajada Croata en España, en especial su Consejera Comercial, Teresa Ana Blazevic.