EN CROACIA. LA EXPLOSIÓN DE LA BELLEZA. (Plivitze y Zadar)

Y llegamos a Croacia

26 de julio

Recorrido: Montebello- Parque Nacional de Plivitce (Croacia). 589 km
Pernocta: Autocamp  Korana



Una vez en Croacia compramos un mapa que no resultó ser muy bueno. Preguntamos por el mejor camino hacia Plivitce y nos recomiendan ir por la carretera de la costa hasta Karlobag. La carretera es más bonita y el tiempo invertido más o menos el mismo.

Pero al llegar a Rijeka no hacemos caso al tomtom y seguimos las señales  hacia Split pero extrañamente en dirección Este, cuando en realidad deberiamos ir al Sur. Nos damos cuenta  de que nos intenta llevar a Split pero por la autopista, no por la carretera de la costa, y tratamos de dejarla en cuanto podemos no sin antes aguantar a auténticos zambombos que van a 60 km/h. Y entramos en una carretera local, estrecha y que se ve que su ancho ha sido recientemente aumentado. En algunos tramos cortos encontramos un desnivel del 15%. Pasamos por pequeños grupos de casas escondidos entre masas boscosas que deben ser pueblecitos que no nos figuran en el mapa y para colmo el navegador pierde la señal del GPS. Cambiamos al IGO, que recupera la señal (gracias Ramón “Bruxo”) pero no me acaba de gustar ya que presenta cierto desfase que induce a confusión cuando vamos tan perdidos como ahora.

Tras una hora y media medio perdidos por carreteritas secundarias, retomamos la carretera correcta que resulta ser preciosa. Discurre a lo largo de la costa, con el mar Adriático siempre a nuestra derecha y en cada curva se descubre una pequeña cala de azules y transparentes aguas donde se puede dejar el coche y descender para disfrutar de un delicioso baño. El único “pero” es que son de piedras, como ya sabiamos. A las 15,00 decidimos parar a comer, otra vez a pleno sol y de nuevo el enfriador nos proporciona el refugio que la sombra no encontrada nos brinda: 40ºC en el exterior y 28ºC en el interior. Debemos continuar ya que hemos de llegar al Parque Nacional de los lagos de Plitvice a la noche para poder visitarlo a primera hora del viernes. El fin de semana se satura de gente.

En Senj vemos una señal que nos dirige al parque, pero hacemos caso a la persona que nos indicó que fueramos desde Karlobag. Una y otra vez el navegador se empeña en que demos la vuelta y vayamos desde Senj, y solo pasado un poco más de la mitad del camino, nos comienza a enviar a Karlobag. Desde aquí la carretera asciende vertiginosamente entre montones de piedras calizas y mucha vegetación baja hasta llegar a la cima desde la que se contempla una bonita vista. Ya descendiendo, la vertiente norte,  se muestra cubierta por densas y tupidas masas boscosas de hayas, arces y robles. No se ve ningún tipo de ganado, tan solo 2 pequeños rebaños de ovejas. Preciosos prados verdes y casas sencillas todas rodeadas de jardines pequeños y agradables. Los grupos de 2 o 3 casas son pueblecitos.
Me impresiona un grupo de unas 6 u 8 tumbas en una cuneta de la carretera.
Estamos en la denominada Krajina donde se desencadenó el conflicto, región croata en la que los serbios se levantaron en armas contra las autoridades croatas proclamando la República Serbia de Krajina que ocupaba las zonas en las que los serbios eran mayoría, estableciendo un territorio que no reconocía la autoridad de Zagreb y de donde expulsaron a la mayoría de croatas que allí vivían partiendo Croacia en dos, impidiendo las comunicaciones terrestres entre en norte y el sur del país.

Tres años después, en 1995, la “Operación Tormenta” de la que estuvo al mando el General Ante Gotovina imputado por el Tribunal Internacional de La Haya por crímenes de guerra, y que duró 5 días, devolvió gran parte de esta región a los croatas y durante la cual cerca de 300.000 serbios de Krajina huyeron a otros países. El resto de la región se reintegró pacíficamente en Croacia por la ONU entre 1996 y 1998.

Tras dejar atrás las poblaciones  de Gospic, Korenica , Jezerce  y Plitvicka Jezera, hacia las 6 de la tarde llegamos al parque nacional, al aparcamiento nº 2, que parece un sitio ideal para pasar la noche, pero nos dicen que cierran el parque y que debemos ir a un camping. Nos dirigimos al autokamp Korana a 8 km y que me parece carísimo, 330 kn, equivalente a 47 euros de bellón. Muy grande, en medio de un bosque, bonito pero lleno de turistas como nosotros. Hay que buscar el sitio y resulta complicado ya que además del tamaño es un poco “laberíntico” y algo anárquico.
Por la noche baja mucho la temperatura casi hasta hacer frío.

27 de julio

El Parque Nacional de los Lagos de Plivitce.Un derroche de belleza y la ciudad de Zadar

Recorrido: P.N. Lagos de Plivitce-Korenica-Zadar. 163 km
Pernocta: Autokamp Filko (Zadar)


A las 7 de la mañana estamos ya  levantados. Cargamos y descargamos agua y a las 8,30 llegamos al aparcamiento nº 2 del parque ya que habíamos leido en la guia Anaya,  que partiendo de este parquing se empieza de abajo hacia arriba y aunque sea un poco cuesta arriba, las cascadas se ven de frente. Pues justo al contrario, en su tónica, ya que la guía del año pasado para Eslovenia era también la de Anaya y resultó más bien escasa, por no decir otra cosa.

Tras comprar las entradas al parque (330 kn los cuatro y nuestra peluda compañera Mara) y andar unos 5 minutos, llegamos a una especie de tren que nos lleva hacia la parte superior de los lagos donde comenzamos a descender entre una exuberante vegetación de hayas, avellanos, helechos de todo tipo, y otras especies que tapizan el suelo y que en muchos rincones impiden el paso de la luz del sol.

Y el protagonista principal: el agua, de intensos colores que van desde el azul hasta el esmeralda. Transparente, pura. La vegetación hasta las mismas orillas contrastando vivamente con el agua, los cientos de peces que tranquilamente aparecen suspendidos en estas aguas de una pureza y belleza excepcional. El agua aparece remansada en todo tipo de tamaños: lagunas, lagunillas, charchos, …pero siempre transparente y de intenso color, unidas hasta formar un inmenso rosario por pequeños hilos de agua, ríos, arroyos o hermosas e impresionantes cascadas que se desploman hacia el siguiente lago. Es todo un espectáculo de gran belleza que sobrecoge por su magnitud e intensidad. Admiramos una cascada que se desploma justo a la altura de nuestros ojos y casi podemos meternos debajo de su cortina de transparente agua que desde más arriba se desliza entre el musgo hasta precipitarse al lago inferior.
Hay poca gente y la temperatura es muy agradable. A las 11 llegamos a un gran lago, el mayor, y hay dos barcos eléctricos, uno lleva a la orilla contraria y el otro que lo atraviesa hasta llevarnos a su final donde se une al lago siguiente. Optamos por este último y tras un breve trayecto, desembarcamos en lo que parece ser un merendero y de allí nos dirigimos a la que llaman la gran cascada y a lo que parece la parte más baja de este inmenso rosario de lagos y lagunas. Aquí el desnivel entre uno y otro es menor por lo que las cascadas son pequeñas pero siguen siendo toda una belleza. Hay pasarelas de madera y mucha, mucha gente y calor. Esto se ha convertido en una romería. Llegamos a la gran cascada que únicamente destaca por la altura desde la que se precipita el agua, pero no su belleza y comenzamos el ascenso por la loma hasta nuestro aparcamiento.

La subida con el calor y la gente se hace dura pero las vistas son espectaculares ya que se pueden divisar varios lagos de un azul intenso rodeados de una espesa vegetación.

Y llegamos a una parada de autobús que tras  10 minutos de espera nos deja en el aparcamiento 2.

Son ya las 13:00 horas y estamos absolutamente impactados por este derroche de belleza. Nos felicitamos por haber madrugado ya que hemos disfrutado de un delicioso paseo con muy poca gente y a una temperatura que ya no hace y nos disponemos a dirigirnos hacia Zadar por Korenica, Josan y Urbina donde tomamos una carretera secundaria que nos lleva hasta la autopista hasta Zadar. Cerca del parque vemos el segundo golpe en 2 días, lo que nos empieza a preocupar.

En nuestro recorrido vemos muchos cementerios, quizás demasiados junto a pequeños grupos de casas. Parece haber más número de vivos que de muertos. Esto no lo hemos observado en ningún otro lugar del país, por lo que pensamos que deben ser consecuencias de la guerra en esta zona que fue especialmente cruenta. También observamos puestos en medio de la nada de gente que bajo una sombrilla vende quesos que elaboran ellos mismos.

Comemos en una area de la autopista, de nuevo en un secarral, pero nuestro enfriador nos lo permite. Continuamos a Zadar. El Tomtom funciona muy bien y nos lleva casi al casco antiguo pero al aparcar sufrimos nuestro primer percance: golpeamos levemente una losa de la acera que tenía una esquina un poco fuera. El impacto la sacó más de su sitio y golpeó el escalón. Nos bajamos a evaluar daños y vemos que el mecanismo no funciona. La dejamos aparcada y nos vamos a visitar la ciudad, que dicho sea de paso, no merece mucho la pena, quizás lo único su iglesia románica de San Donato del siglo IX que es un círculo perfecto presentando el exterior un aspecto compacto y que se encuentra en una amplia plaza abierta al mar. Tras visitarla la bordeamos y nos topamos con una alta columna en la que al parecer en el siglo XIX eran encadenados los ladrones y villanos para su humillación pública.

Continuando nuestro recorrido dimos con la catedral de Svete Stosije (Sta. Anastasia) con una bonita torre y fachada  a la que yo no pude acceder por ir vestida de forma “inadecuada” (un vestido de hombreras finas, para soportar estos calores). Esto no me volvió a ocurrir en ninguna otra iglesia católica del país. En algunos puestos venden colchas y manteles de ganchillo. Algunos parecen hechos por ellos, pero otros parecen de los “chinos”.

Nos tomamos un helado y de regreso, evaluamos los daños con tranquilidad. Aunque el escalón se quedó guardado, el problema era que el testigo del motor del escalón no se apagaba lo que podía significar que éste estaba trabajando para guardarlo por lo que podría quemarse. Tras varios intentos decidimos buscar el fusible del escalón. Imposible encontrarlo en el libro de instrucciones. No lo comprendo. Deberían entregarnos un libro con unas instrucciones sencillas de la autocaravana para estos casos. Así es que decidimos llamar a Roulot y nuestro amigo Aurelio nos guió en la búsqueda. No fue exactamente el que él nos dijo pero por ensayo-error dimos con él y conseguimos quitarlo, cosa que nos costó ya que el acceso estaba difícil y además muy duro. Desde estas líneas, gracias Aurelio y a Roulot. Era una pequeña tontería pero puede amargar un viaje.

La llamada nos costó la friolera de 30 euros y la incomodidad el resto del viaje, pero sólo se quedó en eso y afortunadamente no ocurrió nada más.

Hemos perdido mucho tiempo y como no vemos ni una autocaravana buscamos un autokamp. Entre Zadar y Biograd vemos muchos; algunos son jardines de chalets que dan a la playa directamente pero parecen llenos. Encontramos uno después de Zadar, el autokamp Filko, en la misma playa, con escasa sombra (algún olivo raquítico), junto a la carretera, llano, de acceso facil y con el agua de las duchas frías. Esto fue algo muy comun en todo el país: deben tener termos eléctricos y a estas horas el agua caliente está agotada. Angel y yo nos dimos nuestro primer baño en estas aguas, que resultó delicioso.

Por la noche observo que nuestra compañera Mara se rasca mucho la oreja y cabecea. Al examinarla veo la oreja muy irritada, de color rojo como el tomate, incluso con un poco de sangre que posiblemente sea de arrascarse. Pensamos que posiblemente la haya picado algún bicho, así es que la limpiamos bien con un algodón y decidimos observarla. Me preocupa tener que buscar un veterinario por aquí.

(Para continuar la lectura del relato pinchar en "Un poco de arquitectura: Sibenik, trogir y Split". Parte inferior izquierda)