EN ISTRIA

Las huellas de roma: Pula

8 de agosto


Recorrido:. Moscenicka Draga-Pula-Fazana. 90 km
Pernocta: Camping Puntizela

Después de una estupenda noche sin nada de calor, dejamos el camping para poner rumbo a Pula, cerca del camping  pero a 2 km nos vemos atrapados en un atasco. Vemos pasar 2 ambulancias, por lo que pensamos que ha habido algún accidente, frecuentes en este país, como hemos podido comprobar. Pero curiosamente alcanzamos la ciudad sin ver ninguno y sí mucho tráfico, sobre todo en los alrededores del anfiteatro. Había  leido que hay un aparcamiento grande, pero está completo, al igual que los alrededores, por lo que nos vamos alejando hasta encontrar un sitio adecuado. Vemos semiescondida entre la vegetación una  señal de estacionamiento limitado a ½ hora,  lo que le ocultamos a Angel por que si
no nos vemos buscando uno nuevo.


Desorientados, preguntamos a la primera persona que pasa, que resulta ser amable e ingeniosa para hacerse entender. de 3 niveles y está muy bien conservado. En esto es uno de los mejores del mundo y el 6 en cuanto a tamaño, con capacidad para 23.000 espectadores. Una vez en su interior comprobamos que casi desde el exterior se tienen las mismas vistas, ya que se puede ir bordeándolo, pero el museo situado en los sótanos alberga una interesante colección de objetos como ánforas de diversos tamaños y formas, lo que parece ser un molino de harina y otro de aceite, así como restos de armas utilizadas por los gladiadores. Regresamos sobre nuestros pasos para ver el arco de los Sergios que se abre a la calle principal de la ciudad vieja (sergijevaca) llena de turistas y transeúntes, calle que tomamos hasta llegar a una luminosa plaza llena de terrazas a la que se asoman bonitos edificios, como el ayuntamiento gótico  y el templo de Augusto.

Después de andar 10 minutos a buen paso y con calor, alcanzamos a eso de la 13,20 la cola, al sol, para entrar al anfiteatro que se muestra ante nosotros impresionante y sólido, de una elegante piedra blanca. Presenta un altura

La vuelta casi se hizo interminable, con un calor de justicia y para colmo, el tom tom dice tonterias o se corrige él mismo, por lo que cambiamos al IGO, que debido a su pequeño desfase tampoco nos es de gran ayuda. De nuevo con el Tom tom, coge y pierde la señal, así que Angel sale de la ciudad como puede prescindiendo de la ayuda que la “tecnología” nos brinda.

De camino a Fazana, aparece la señal del camping Pineta, cerca de Pula y nos acercamos. Parece tener mucha sombra, e incluso podemos elegir primera línea de playa (se abona un 10% más, que son 2 €). En un plano nos muestran las parcelas disponibles cerca de la playa y sombreadas y nos invitan a verlas y elegir. Los pinos están en la misma playa, el camping está parcelado y las parcelas son muy grandes.  Decididamente nos quedamos.
Nos instalamos casi en la misma playa. Hace un calor pegajoso así que nos damos un baño estupendo, y como en casi todas las playas, vemos los “documentales de la 2”, con pececillos de todos los tamaños y clases nadando de aquí para allá. Nos damos una ducha…tibia de nuevo y cuando empezábamos a disfrutar de nuestro descanso comienza a llover. La lluvia disminuye la temperatura, pero es insistente y no nos deja cenar fuera. El mar, que durante todos estos días lo hemos visto como una “balsa de aceite”, está embravecido y disfrutamos de su movimiento, secos y calentitos desde nuestra privilegiada posición. Fui a encargar una pizza y descubrí que el camping continuaba con una zona con restaurante, quioscos, terrazas, puesto de helado…estupendo.

Tras cenar bajamos a la misma playa: olía a mar, y a lo lejos se veían las luces de poblaciones…paz y tranquilidad. Nos dormimos mecidos por el ruido de las olas y de la lluvia que de vez en cuando caía golpeando la camper.

El color de Rovinj y Porec

9 de agosto

Recorrido:. Fazana-Roving-Porec-Novigrad. 106 km
Pernocta: Camping Mareda.

Amanece nublado, pero Angel no perdona su baño. El mar está de nuevo tranquilo y  dice que el agua está deliciosa.

Recogemos y me acerco a recepción a pagar. Hay dos personas, una de ellas cobra, y tiene cola, la otra no deja de bostezar, una y otra vez sin hacer nada viendo como los demás esperamos estoicamente nuestro turno. La pido por favor que se acerque alguien para desconectarnos de la luz. Después de una espera de 10 minutos,  cuando me llega el turno, se lo recuerdo y es entonces cuando telefonea a alguien.. Se dirige a mi hablando inglés como un loro y la digo que hable un poco más despacio. A la segunda pregunta que la hago me dice ironicamente: “ah! Que no me entiende” a lo que yo contesto cargándome de adrenalina, que si me habla más despacio, la comprenderé. Me dice, regañándome y perdonándome la vida que no me hace factura porque el ordenador está estropeado y con el subidón siento la tentación de contestarla que a mí que coño -con una Ñ espaÑola bien grande- me importa. Pero me comporto como debo y la pido que me la haga a mano. Me da un cacho de papel (folio cortado a mano por la mitad con  “barbas” incluidas) con la cuenta y le tengo que pedir que me ponga el sello, lo que hace de mala manera.

Había leido algo sobre el trato que algunos profesionales del turismo dispensan a los turistas ocasionalmente.  Afortunadamente para nosotros solo fue puntual y la hospitalidad y amabilidad de las gentes ha sido la nota predominante de nuestra estancia. Alguna que otra vez hemos sufrido cierta frialdad o distanciamiento, siempre en personal que trata con turistas, no de la población en general que está deseando prestar su ayuda, pero puedo comprender el sentimiento que genera si esto se convierte en algo habitual.

Dejé la recepción echando pestes y para rematarlo, la factura estaba mal, por lo que tuve que regresar…que tía más asquerosa!...y la luz, después de 20 minutos seguía sin ser desconectada. Deben ser estos grandes complejos, ya que este camping pertenece a una cadena, la misma que el Solitudo de Dubrovnik. Alguien nos comentó que los trabajadores de estos sitios cobran muy poco y ven como el propietario, generalmente un extranjero, de enriquece.

Salimos en dirección a Rovinj a donde llegamos alrededor de las 11. De nuevo hemos de buscar un aparcamiento, tarea, al parecer, nada facil ya que parecía todo completo. Y llegamos al final, a uno junto al puerto. Angel se baja y compra el ticket, pero cuando nos acercamos y el guarda nos ve, nos dice que autocaravanas NO. No hay señal alguna, ni de que el aparcamiento está completo, ni de que no se admiten autocaravanas, sencillamente aguantas el tapón y cuando llegas has de dar la vuelta. Le decimos que solo es un breve paseo, mira nuestra matrícula y nos pregunta de donde somos. Con cara de resignación nos deja pasar. Lo curioso es que dentro vimos más de una y de dos autocaravanas. No lo comprendemos.
Cuando vamos a salir comienza a llover y como no cesa, decidimos sacar los paraguas y dejar a nuestra compañera Mara en la camper por que puede volver como una sopita.
El casco histórico de la ciudad queda un poco alejado, pero el paseo merece la pena. Sostenida por el mar, se eleva por una colina hacia donde trepan estrechas callejuelas flanqueadas por casas cuyas fachadas están pintadas de distintos colores. Esto se parece más a Italia que a Croacia, aunque sí aparece un elemento en común: el enlosado de sus calles, que continua siendo en piedra, en mármol travertino. Descubrimos que es una ciudad preciosa y animada y a lo largo de su calle principal que sube hasta la catedral, se asoman tiendas donde los artesanos exponen y venden sus obras, que dicho sea de paso, son originales, hay gran variedad y no resultan caras.



Continuamos hacia nuestro último destino, Porec y su Basílica de Santa Eufrasia, declarada Patrimonio de la Humanidad a donde llegamos alrededor de las 14,00 no sin antes haber dado vueltas hasta encontrar donde aparcar. Cuando creo ver uno, Angel afirma que ahí no cabe pero ante mi insistencia cede y comprueba como cabemos perfectamente. Comemos antes, de nuevo al sol y salvados por el enfriador, y nos acercamos a la ciudad.

Llegamos a una gran plaza, la Marafor, que ocupa lo que en su día fue al ágora romana a la que se abre lo que parece ser la arteria principal de la ciudad, la Decumanus, flanqueada por edificios románicos y góticos y concurrida de gente que transitan por ella disfrutando de helados y de las numerosas tiendas que se abren a ella. Y paseando protegidos del sol por la sombra y frescor que brindan las piedras de los edificios, llegamos a la basília que es una auténtica joya. Posee unos llamativos mosaicos que decoran el ábside central de oro entre mármoles, alabastro y piedras esmaltadas que iluminan este recinto. Es distinto a todo lo visto hasta ahora. Es sobria, sencilla y elegante.

Regresamos a la autocaravana y buscamos camping. El primero que hallamos es de la misma cadena que el de la noche anterior, pero hay cola en recepción y mucho holandés. Sin dudarlo decidimos buscar otro que encontramos en Novigrad, el Kamp Mareda, en un gigantesco bosque de acacias con mucha sombra, junto al mar aunque la playa no es muy buena, con el agua algo turbia, pero suficiente para disfrutar de un baño reparador. En el supermercado gastamos los últimos kutnas que nos quedaban.

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