LAS CASCADAS DEL KRKA

El  Parque Nacional del KRKA
Hacia el Parque

5 de agosto.

Recorrido: Korcula-Orebic-Ston (península de Peljesac)-Neum-Delta Neretva-Ploce-Splic-Seget. 278 km
Pernocta: Camping Vranjica Belvedere


No nos fuimos sin que Angel se diera su consabido baño matutino y dejamos el camping tras un fuerte apretón de manos como si fueramos amigos de toda la vida del “ojo-pipa”. Llegamos a embarcar a las 9,30 con intención de tomar una hora después el ferry hacia Drvenik, con lo que nos ahorrábamos un buen trozo de carretera, pero cuando solicitamos los billetes el empleado solo nos dijo “it’s full”. Rapidamente decidimos ir a Orebic cuyo ferry partía a las 10.

Durante el trayecto estuvimos hablando con una pareja de catalanes que hacía en viaje de “sobe en sobe”. Avión, con alquiler de coche y luego en habitaciones. Nos dijeron que pagaban unos 50 € por habitación doble con desayuno y que solían estar muy limpias.

El trayecto de vuelta por la península de Peljesac lo hicimos rápido ya que apenas encontramos tráfico, aunque sí lo había en sentido contrario.

Ya en el delta del río Neretva volvemos a encontrarnos con los puestos de fruta, vinos y mieles, uno tras otro. Paramos en uno y tenemos la sensación de que nos timan. Eso de que no haya precios y te los digan después de mirarte a la cara…Continuamos y paramos en el penúltimo. Resultó ser de una pareja joven muy alegre, un matrimonio “mixto”, donde ella era bosnia y él croata. No entendemos como podemos en inglés. El  no lo habla, pero ella lo habla algo y es muy comunicativa y como nosotros también lo somos, no tenemos especiales problemas. Les compramos media sandía, higos, miel con parte del panal dentro y licor de mandarina. Hablamos del calor y nos cuentan que se les perdía la fruta con 40ºC, que hay muchos incendios y que su hijo pequeño en el coche lo pasaba mal, que ella estuvo pensando en emigrar a España (ven telenovelas en español subtituladas) y les comentamos que había muchos inmigrantes principalmente de Marruecos y Sudamérica y que los comienzos eran muy difíciles; …en fin, estuvimos un buen rato contándonos cosas. Nos regalaron un melón del país, que por cierto, no nos supo a nada a parte de ser “pastoso” y nosotros se lo cambiamos por medio melón español, el último que nos quedaba. Les gustó mucho y nos regalaron el resto de la sandía. Teniamos la sensación que recibiamos más de ellos que tenían menos, que lo que les dábamos nosotros, así es que les regalamos un buen pedazo de lomo embuchado. Pero aún así nos fuimos con esa sensación. A veces me siento avergonzada por poder llevar una vida mejor que la de mucha gente que no tiene mi misma suerte. A poco que tenga yo, tengo ya mucho más que ellos. Pero se les veía contentos y felices, mirando de frente y sin miedo al futuro. Era buena gente y nos llego al corazón. Ojala les trate mejor la vida y ellos y su hijo puedan tener un futuro mejor en un país que se levanta, quizás demasiado deprisa, de las ruinas y el horror de una guerra civil. Se ve riqueza en el país, pero también pobreza. Se ven aún coches de la época socialista que conviven con últimos modelos, gente ofreciendo sus habitaciones y apartamentos en la carretera o los productos que cultivan, y otros disfrutando de sus yates y también gente –no de mal aspecto- rebuscando envases de plástico en papeleras y cubos de basura.. 

Con mucho cariño nos despedimos de ellos quienes nos desearon buen viaje y mucho cuidado en una carretera que era muy muy peligrosa y más hoy que hacía viento fuerte. Contentos y con cierta tristeza por la suerte de esta pareja, seguimos rumbo a Makarska. Ciertamente esta costa tiene unas playas preciosas y de todas las que hemos visto, posiblemente las más hermosas. En cada rincón de la carretera se puede ver un grupo de coches parados lo que indica un bonito lugar de aguas transparentes donde darse un refrescante baño.

Al ser todavía pronto decidimos dejar Makarska y acercarnos más a Sibenik para estar más cerca de nuestro destino del día siguiente,  el Parque Nacional del Krka. Dejamos atrás Split y el camping en el que estuvimos, que ahora parecía más lleno.

Ya en Trogir buscamos un camping.  Dimos vueltas hasta llegar a uno que estaba completo, luego nos perdimos, nos metimos en atascos…salimos de Trogir pero cerca, en Sagen, encontramos uno grande en un pinar con mucha sombra, playa y un barco que llevaba a los turistas hasta la ciudad de Trogir. Camping Vranjicca. La playa no era muy buena pero Angel y David se bañaron. Yo me encuentro mareada y no sé porqué. Las duchas, como no, están frías y me encuentro destemplada por lo que decido ducharme en la auto. Parece que me encuentro un poco mejor. ¿No será una bebida que me he tomado en la comida?. Lo cierto es que aquí hemos probado algunas cuyos sabores se acercan más al jarabe que a lo que tratan de imitar, como la “cocofta” que pretendía imitar a la coca-cola y que a los chicos les encantaba. Durante la noche fui mejorando del leve mareo y no me vuelve a ocurrir. Mara se arrasca la oreja, tiene mucha cera pero por lo demás todo sigue perfectamente.


En el Parque Nacional.

6 de agosto.
.Recorrido: Seget-Sibenik-Skadin-Parque Nacional Krka-Seline. 157 km
Pernocta: Camping Pisak (Seline)

Salimos muy tarde entre descargar el wc, poner agua, ir la supermercado, pagar…a las 9,45 y llegamos al parque nacional a las 11. Siguiendo las indicaciones que Toni de Ros daba en su relato, dejamos la desviación a Lozovac y entramos por Skradin.

En la carretera nos dirigen al primer aparcamiento  (5 kn/hora). Está a unos 200 m del barco y después vemos otros más cercanos y que son un pelín más caros (7 kn/hora). Tenemos que hacer cola para comprar los billetes de entrada (85 kn por persona) y  también para tomar el barco. Decidimos hacer colas “paralelas” para acortar el tiempo de espera, así, cuando compramos los billetes de entrada, estamos cerca de tomar el barco a donde subimos a las 12 y tras un trayecto de unos 30 minutos ascendiendo por el río, llegamos a nuestro destino.

Tras un corto paseo llegamos a un enorme hormiguero:  gente comiendo, paseando, tumbados a la sombra, tomando el sol….dan ganas de salir corriendo, pero la verdad es que mirado desde otro punto de vista resulta algo cómico: cientos de personas en las más variadas posiciones y con los más variados colores en contraste con el fondo verde de la vegetación,  pululando sin rumbo fijo…

Nos acercamos al río y frente a nosotros aparecen unas cascadas que descienden formando un gran abanico que se abre hasta caer donde la gente se está bañando. Realmente son una preciosidad aunque la masificación les reste belleza. Ya lo decía mi abuela, a quien madruga, Dios le ayuda y es que a las 12 no se puede entrar en un parque nacional. Pasamos la pasarela que atraviesa el río sorteando masas de gente y con Mara en los brazos. Comenzamos un recorrido circular por pasarelas que van dejando las cascadas a nuestra izquierda. Luego hay tiendas de souvenir, una fragua y una vivienda. También vemos un autobús del parque que debe proceder de la entrada por Lozovac. Una vez arriba continuamos nuestro recorrido circular descendiendo. La vegetación es densa y nos llaman especialmente la atención las higueras que, muy abundantes, forman parte de este típico bosque donde el agua corre por todos los sitios para precipitarse luego al vacío abriéndose formando abanicos a distintas alturas. Aunque hace calor, la espesura de la vegetación nos protege del sol.

Una vez abajo, nos sumamos a la gran masa y nos damos un chapuzón estupendo acercándonos hasta las bollas que marcan la distancia hasta la que nos podemos acercar a las cascadas. Realmente este parque es toda una belleza. Comparado con el de Plitvice es casi un “guá”. Todo aparece muy concentrado y definido en un sitio. Recordaba haber leído que ambos  eran similares pero éste último  en pequeño, pero, sinceramente, yo no le encuentro esta similitud. Comparten el “estilo” pero la belleza es distinta y merece la pena haberlo incluido a última hora al haber ganado un día en Korcula.

Regresamos al barco, tomamos la autopista y después de comer ponemos rumbo a Seline. Dejamos la autopista y en el primer camping de playa aceptable (camping Pisak en Seline), bastante lleno, nos quedamos. Son ya las 5,30 y queriamos haber terminado antes. Desde ayer estamos realmente cansados. La carretera  requiere una atención constante, cambiar, acelerar, frenar…se hace muy pesada y dura. La playa del camping es muy abierta, no es la típica calita. No es muy bonita, pero el agua tiene una buena temperatura. Tras el chapuzón, la ducha…tibia de nuevo, un paseo al supermercado para abastecernos y la cena, nos fuimos a dormir. Pero por la noche  el viento se calmó y el calor comenzó a apretar. Encendí el enfriador pero comencé a sentir frío así es que cambié de sentido pero terminé por quitar la bomba  de agua con lo que el aire no era tan fresco. Exceptuando este “trasteo”, la noche transcurrió sin más “incidentes”.

La península de Istria

7 de agosto. Hacia la península de Istria

Recorrido:. Seline-Karlobag-Senj-Crikvenica-Rijeka-Opatija-Louran-Moscenicka Draga. 212 km
Pernocta: Camping en Moscenicka Draga

Tras el consabido baño de Angel a eso de las 8,30, dejamos tranquilamente el camping y ponemos rumbo a nuestro último destino: la península de Istria. Tenemos por delante cerca de 250 km que por estas carreteras nos pueden llevar más de 4 horas. Tras recorrer toda la costa durante 3 horas por la  E65 hacia el norte por Karlobag, Senj, Crikvenica,   alcanzamos Rijeka que atravesamos por circunvalaciones siguiendo el tom tom. La dejamos atrás  por Opatija y Louran y comenzamos a sumergirnos en lo que parece otro mundo. La vegetación se hace densa, en contraste con la escasez que prácticamente ha estado presente los últimos 200 km, y los grupos de pequeñas casas de rojos tejados han sido sustituidos por elegantes y viejas casonas que dejan entrever cierto lujo y mejores tiempos.

Buscamos un camping y parece que encontrarlo no va estar exento de dificultad. El primero completo, el segundo anunciado no lo encontramos y en el tercero, donde parece haber sitio,  la sombra es más bien escasa. Así es que pedimos ayuda y nos llevan prácticamente corriendo de un sitio a otro en nuestra búsqueda de un sitio sombreado, lo cual es bastante difícil. Al final, nos instalamos metidos casi en otra parcela, vacía por esa noche, pero algo inclinada y con sobre limitada hasta las 4 de la tarde, pero  no estamos para rechazarlo, como pudimos comprobar al día siguiente en que estuvimos muchos kilómetros sin encontrar ningún camping.

Comimos, me eché una buena siesta y nos acercamos a la playa, a unos 300 m. De cascajos, como todas y llena de gente, pese a ser tarde ya. No sé que tiene esta zona que no tenga el resto de la costa croata, como no sea su proximidad a Italia, para explicar tal acumulación de gente.

Cenamos y nos fuimos pronto a descansar

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